viernes, 26 de octubre de 2018





Este jueves 15 de noviembre, Siente el espíritu Floydiano con la Banda Soul, que nos ofrecerá un gran tributo a la legendaria banda Pink Floyd a puertas del concierto de Roger Waters en Lima.
2 horas de show con lo mejor de la banda inglesa que tú no puedes dejar pasar.
El ingreso es libre, los esperamos.



Este jueves 15 de noviembre, Siente el espíritu Floydiano con la Banda Soul, que nos ofrecerá un gran tributo a la legendaria banda Pink Floyd a puertas del concierto de Roger Waters en Lima.

2 horas de show con lo mejor de la banda inglesa que tú no puedes dejar pasar.
El ingreso es libre, los esperamos.



lunes, 1 de septiembre de 2014

Pink Floyd



Pocas bandas provocan reacciones tan enfrentadas. Desde sus comienzos en la escena underground londinense hasta su ascenso al Olimpo del rock, Pink Floyd han sido objeto de minuciosos análisis. Su carrera daría sin duda para varios tomos de sesuda reflexión. Ninguneados por el movimiento punk (algunos recordarán esa camiseta de Johnny Rotten con el lema “I Hate Pink Floyd”) y alabados por los amantes del rock de altos vuelos, la banda inglesa ha conseguido con los años convertirse en parada obligatoria de todo aquel que quiera comprender ese punto de inflexión que supuso en la música popular el final de los años sesenta y el comienzo de los setenta.


Su historia da comienzo en 1965, en los ambientes universitarios de Londres para, dos años después, convertirse en una de las principales atracciones del club UFO, lugar de freaks, minifaldas y demás buscadores de nuevas experiencias. De estas noches saldrían piezas como Interstellar Overdrive que conformarían el grueso de un primer álbum, en el que muchos verían la deriva psicodélica del movimiento que habían comenzado los Beatles con su Sgt. Pepper. Poco le duraría la sonrisa al grupo.


Apenas un año después de firmar su primer contrato discográfico perdían a Syd Barrett, su motor compositivo, por culpa de los excesos del LSD. Comenzaba el camino por el desierto de una banda empeñada en alcanzar la fama y el éxito. El primer impulso fue apartar a Barrett del grupo y sustituirlo por el guitarrista David Gilmour. Con él Pink Floyd alcanzarían las mayores cotas de popularidad, sobre todo tras la publicación de un disco como Dark Side Of The Moon, que permanece aún hoy como obra fundamental de su carrera. Pero antes de lograr la cuadratura del círculo el grupo se las vio y las deseó para conseguir que la crítica y el público les tomaran como algo más que la formación que perdió a su cantante por culpa de las drogas.


El punto de inflexión llegaría con Meddle y, sobre todo, con Echoes, protagonista indiscutible del vinilo de 1971 con sus veintitrés minutos y medio de extensión. Algo que no debió de sorprender en su momento a los seguidores de la banda, acostumbrados a los grandes dispendios. De hecho, la cara A de su anterior álbum se componía exclusivamente de una canción que superaba en el cronómetro esa marca. Atom Heart Mother había sido uno de los primeros intentos por unir el talento de Waters, Mason, Wright y Gilmour en una misma composición. El resultado fue un álbum irregular, recibido de manera tibia por la crítica y del que el propio cuarteto terminaría renegando años más tarde.

Muy diferente fue el caso de Echoes. Con esta pieza Pink Floyd parecían encontrar por fin la fórmula que llevaban buscando desde la salida de Barrett. Una senda que cruzara sus ansias de experimentación con el rock del momento. No hay que olvidar que, el mismo año que se editaba Meddle, salía al mercado el Sticky Fingers de los Rolling, el debut en solitario de George Harrison y el Who’s Next de The Who, por poner sólo unos cuantos ejemplos. La resaca de los años sesenta comenzaba a dar sus frutos. También en el caso de los Floyd, que parecían salir de ese sonido gélido y distante de álbumes como Ummagumma o A Saucerful of Secrets.




La música de los dioses


La confirmación de este giro llegaría en 1972 con la grabación de Live At Pompeii. La cinta, considerada hoy de culto, mantiene todavía un aura de misterio difícilmente comparable con otros largometrajes musicales. La idea de colocar a los Pink Floyd en medio del anfiteatro de Pompeya y esperar a que surgiera la magia chocaba frontalmente con la moda de la época. Si en 1970 la película consagrada al festival de Woodstock había sentado cátedra como película de directo, Live At Pompeii caminaba en una dirección totalmente opuesta. “Una película Anti-Woodstock” diría más tarde el propio director. Nada de público ni de comunión rock, lo que Maben ofrece en su debut como cineasta es la música de Pink Floyd en mitad de las ruinas de Pompeya. Sin más alicientes ni añadidos.

No obstante, en sus inicios, el proyecto pudo haber tomado un rumbo muy distinto. Seducido por la idea de hacer una película sobre los Floyd -a pesar de desconocer en gran medida su música-, a finales de 1970 Maben descolgó el teléfono para lanzar la propuesta a Steven O’Rourke. El manager de la banda se mostró en un primer momento dispuesto a grabar la cinta, así que cuando Maben insistió unos meses después, decidió arreglar una reunión entre ambos en Londres con la inclusión de David Gilmour. De este encuentro saldría un boceto cinematográfico que consistía en mezclar la música de Pink Floyd con diversas imágenes inspiradas en el arte contemporáneo. Principalmente de artistas como Magritt o Christo.

El matrimonio artístico no pareció convencer a nadie –de “horrible” la calificaría más tarde el propio Maben-, permaneciendo en el limbo hasta mejor oportunidad. Sin embargo, el proyecto seguía dando vueltas en la cabeza del director. Esa misma primavera Maben viajó a Italia para disfrutar de unas vacaciones junto a su pareja. Un periplo turístico en el que no podía faltar una visita a la ruinas de Pompeya. Fue allí donde la casualidad quiso que el cineasta olvidara su pasaporte en las gradas del anfiteatro. Cuando Maben se dio cuenta del despiste decidió volver inmediatamente al lugar esperando encontrar el documento. En ese momento eran cerca de las 8 de la tarde y el sol se estaba poniendo sobre las ruinas. Una luz casi celestial y un silencio sobrecogedor cubrían el anfiteatro.

Cuentan los libros de historia que Pompeya era una de los puertos comerciales más importantes de la Roma imperial. Situado a las faldas del Vesubio y en una zona de gran actividad sísmica, la ciudad sufrió un terremoto en el año 62 que provocó serios destrozos en sus edificios. No obstante, no sería hasta 17 años más tarde cuando se produciría la histórica tragedia que acabaría para siempre con su esplendor. A finales del año 79 se produjo la famosa erupción del Vesubio que sepultó prácticamente por completo la ciudad. Los edificios se cubrieron de ceniza y cientos de ciudadanos murieron bajo la lava del volcán. Por suerte, muchas de las ruinas se mantuvieron en pie hasta nuestros días, permitiendo que arqueólogos y excavadores pudieran rescatar del olvido la historia de Pompeya.


Un objetivo no muy alejado a lo que pretendía Maben con su cinta. Durante años se ha intentado buscar una metáfora, un rótulo, un eslogan que lograra desentrañar el laberinto sonoro de Pink Floyd. Space-rock, rock progresivo, art-rock… La cuestión de las etiquetas siempre trajo de cabeza a los miembros de la banda. La portada bovina de Atom Heart Mother era un intento explícito del grupo por alejarse de la imaginería psicodélica; y el tema principal de Meedle terminó titulándose Echoes en detrimento de un Celestial Voices que, según el cuarteto, comulgaba excesivamente con la crítica, empeñada en calificar su música como de rock espacial.


Sin saberlo, Maben estaba rompiendo con todos los esquemas previos al colocar a los cuatro músicos sobre la arena de Pompeya. Su intención inicial era que el sonido de la banda recuperara de alguna manera el paisaje de la ciudad. Si el resultado fue el esperado es algo que habría que calibrar, no obstante, la apuesta del director tenía ya de antemano un punto a su favor. Durante años se había visto a Pink Floyd como una reliquia del Londres psicodélico. Con Live At Pompeii esta percepción daba un giro de 180º. Cierto es que las ruinas de Pompeya no eran más que eso: ruinas, reliquias, vestigios de otro tiempo. Sin embargo, el simple hecho de romper el silencio que había reinado durante siglos sobre la ladera del Vesubio ya tenía un punto provocador. Sólo una música como la de Pink Floyd, que siempre buscó alzarse sobre las convenciones, que rompió con lo preestablecido para convertirse en algo más que simple rock, podía cometer semejante atrevimiento. ¿La música de los dioses? Sólo hay que ver la pirámide que preside la portada de Dark Side Of The Moon para darse cuenta que la ambición del cuarteto no albergaba límites.



Una perra llamada Nobs

Con la idea masticada, el equipo se plantó en la ciudad italiana a principios del mes de Octubre. Maben había previsto que serían suficientes seis días de grabación para finalizar la cinta. Tras las dudas iniciales en torno a la película todo parecía ir viento en popa. Tanto el grupo como el director parecían estar convencidos de que tenían entre manos algo bueno. Incluso la reticencia de los Floyd a grabar en play-back había resultado ser un acicate para Maben, que se vio obligado a realizar un guion previo la noche anterior con objeto de establecer aquellos planos y secuencias que iban mejor con cada canción. Sin embargo, hubo algo que el director y su equipo no habían tenido en cuenta antes de llegar a Pompeya: las exigencias logísticas de la banda.

Durante años el grupo inglés había tenido que lidiar con aquellos que les acusaban de parapetarse tras su equipo. Ver a los Floyd sobre un escenario era lo más similar a estar frente a un auténtico laboratorio sonoro. Pianos, pedales de distorsión, sintetizadores y hasta un gong eran el equipaje básico con el que viajaba el cuarteto cuando salía de gira -para comprobar la extensión del ‘arsenal’ basta con echar un vistazo a la contraportada de Ummagumma-. Algo que no sólo provocaba dificultades de transporte, sino también en algo tan básico como la corriente eléctrica. Aunque los montajes megalómanos de The Wall o Animals quedaban todavía lejos, en 1971 la caravana Floyd se había convertido ya en algo similar a viajar con un estudio a cuestas. Para más inri, el director de Live At Pompeii había decidido grabar la cinta con las más avanzadas técnicas de sonido, lo que equivalía a emplear una mesa de 24 pistas. El resultado de esta apuesta fue que durante casi tres días la filmación tuvo que suspenderse hasta que llegara la energía necesaria para poner en funcionamiento el equipo.


No fue el único problema al que se tuvo que enfrentar Maben. Con los instrumentos sobre la arena a la espera del camión eléctrico, el director decidió aprovechar para grabar algunas tomas del volcán así como algunas secuencias de Waters, Gilmour, Mason y Wright recorriendo el paraje italiano. De nuevo la mala suerte quiso que durante uno de esos días se celebrara una romería en honor de la Vírgen María, lo que impidió llevar a cabo la tarea durante varias horas. Tres jornadas después de aterrizar en Pompeya el director apenas había filmado unos cuantos fotogramas y, lo que es más importante, los Floyd todavía no habían podido entrar en acción en el terreno que mejor controlaban: tocar su música. El proyecto parecía condenado de nuevo al fracaso… Hasta que el 4 de Octubre las aguas volvieron a su cauce. Los controles de la mesa de grabación empezaron a funcionar en el anfiteatro. Al fin podía comenzar la filmación de Live At Pompeii.



La idea de Maben era que la cinta abriera y cerrara con material de Meedle, el último álbum del cuarteto. Además, el set debía incluir también composiciones de su repertorio más antiguo. El director tenía especial interés en captar Careful with That Axe, Eugente, una de las primeras piezas que Pink Floyd compusieron tras la salida de Barrett y canción fundamental en sus conciertos. Por desgracia la falta de tiempo impidió registrar el tema en las sesiones en el anfiteatro romano, teniendo que grabarse posteriormente en París. Una pena porque el ambiente mortuorio y oscuro de la pieza encajaba a las mil maravillas con algunas de las esculturas y tapices que colgaban del museo de Pompeya.

El que sí fue grabado de manera íntegra en Pompeya fue Echoes, aunque, en esta ocasión, los Floyd decidieron dividir la canción en dos partes, de tal manera que sirviera como apertura y cierre de la película. Con ello lograban dar una cierta unidad a la cinta, cerrando así el repaso a su temas más emblemáticos. A Saucerful Of Secrets, Set The Controls For The Heart Of The Sun y One Of These Days -canción que abría Meedle- conformaron el grueso del metraje. La sorpresa vendría con una pieza que, según los títulos de crédito, llevaba por título Mademoiselle Nobs. Considerado durante mucho tiempo como una rareza de la banda, en el fondo se trata de una adaptación del tema que cerraba la primera cada de Meddle. Un estandard de blues interpretado de manera convencional, sino fuera porque los Floyd utilizaban como voz principal los aullidos de un perro llamado Seamus. Editada como cara B del sencillo japonés de One Of These Days, el grupo decidió recuperarla para Live At Pompeii, aunque añadiendo una voz femenina en las labores caninas. Nobs, una perra de raza Borzoi, se convirtió de este modo en inesperada invitada a la película.


Esto sería en París, durante las sesiones adicionales que el equipo de la película se vio obligado a realizar. Tras los seis días estipulados en Pompeya las cámaras sólo habían podido registrar las dos partes de Echoes, A Saucerful Of Secrets y One Of These Days. Un material demasiado escaso que no llegaba a las expectativas de metraje que tenía previsto Maben para la película. De este modo, entre finales de 1971 y comienzos de 1972, Pink Floyd y Maben concertaron una nueva reunión en un estudio de París para finalizar la grabación de la película. Allí, sin las limitaciones que implicaba la filmación en exteriores, el director decidió aprovechar todas las posibilidades técnicas y musicales que implicaba tener a los Floyd en un estudio. Así, además de grabar las tomas para Careful With That Axe, Eugene y Set The Controls For The Heart Of The Sun, añadió secuencias nuevas al resto de canciones a través del Transflex, una técnica revolucionaria para la época que permitía proyectar imágenes y vídeos sobre un fondo mientras la banda tocaba delante de la pantalla.

Visto con los ojos de un espectador de 1971 el resultado de estas tomas añadidas debió ser espectacular. Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho que estos planos de estudio sean, sin duda, los que peor hayan envejecido de la película. Frente a la luz y el sonido lleno de eco y majestuosidad del anfiteatro, las grabaciones posteriores suenan enlatadas y pobres. Algo que reiteran esas secuencias en el que Maben superpone imágenes a la actuación de la banda. El propio director se percató del problema en cuanto vio la prueba final de la cinta, aunque ya era demasiado tarde para echarse atrás. No obstante, por una vez la suerte estuvo del lado de Maben y, apenas unos meses después, el cineasta tuvo la oportunidad de enmendar su error.



Dentro del laboratorio

Tras el éxito inicial de la película, la productora había decidido lanzar una nueva versión de la cinta con metraje inédito. Por desgracia todo lo grabado en Italia ya había sido volcado en la filmación original, así que era necesario realizar nuevas tomas. Waters y Maben pensaron que sería una buena idea acompañar a la banda durante el proceso de gestación de su próximo disco. En Enero de 1973 Pink Floyd se encontraban en los estudios Abbey Road grabando las últimas pistas de su próximo disco, una pieza de 40 minutos que llevaría por nombre Dark Side Of The Moon. El disco tardaría todavía dos meses en llegar a las tiendas, por lo que Maben todavía no se imaginaba que se encontraba grabando las sesiones de un álbum que terminaría alcanzado 17 años después el récord de semanas en la lista de ventas de Billboard.



Lo que vemos aquí son imágenes de los cuatro músicos en pleno proceso creativo, montando las últimas piezas de su obra más redonda y aplaudida. Richard Wright interpretando el piano de Us & Them. Roger Waters trasteando en el puzzle futurista de On The Run. David Gilmour añadiendo las últimas guitarras a Brain Damage. Un documento histórico que ha terminado convirtiéndose en paso obligado en todos y cada uno de los documentales, películas y reportajes consagrados a la banda. También esas entrevistas que Maben tuvo la oportunidad de realizar a los miembros de la banda en los descansos de la grabación. Es aquí donde podemos ver a unos Pink Floyd distendidos, lejos de esa imagen pretenciosa y arrogante que les acompañó durante años. Exceptuando claro a un Waters que, ya en 1973, parecía querer dar la nota dominante dentro del cuarteto. En cualquier caso, resulta revelador comprobar como la banda, más allá de su posición como simples músicos de rock, parecía tener perfectamente claro hacia dónde querían encaminar su carrera. Sin paños calientes: su única intención cuando se embarcaron en el carrusel musical fue ser ricos y famosos. Por eso, cuando a finales de los setenta comenzaron las primera fricciones en el seno del cuarteto, a nadie sorprendió que la cosa terminara en los tribunales. Pero eso es otra historia.

En 1973 Pink Floyd funcionaban como una perfecta máquina creativa. Una “democracia”, diría incluso alguno de ellos. Sin duda todos remaban en la misma dirección y sabían que tarde o temprano el éxito les sonreiría. Ya lo hemos dicho. Echoes fue el punto de inflexión, aunque tuvo que llegar Maben y su Live At Pompeii para confirmar el estado de gracia de la banda. Después de un lustro sobre las escenarios las piezas comenzaban a encajar.




viernes, 3 de enero de 2014

Feliz navidad Jim.



Con el tiempo aprendes

Con el tiempo aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.
Con el tiempo aprendes que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.

Con el tiempo...empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo...te das cuenta que casarse solo porque "ya me urge" es una clara advertencia de que tu matrimonio será un fracaso.
Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a
verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más
que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades
falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es
solo de almas grandes...
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios
multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser
amigo.... ante una tumba..., ya no tiene ningún sentido...

Pero des afortunadamente.... esto solo lo entendemos con el tiempo.
Feliz navidad Jim.

Wait !



Busco el sol que me lleve a la laguna, con un pasaje a la locura, busco el sol.
Busco el sol de nuevo aquí he incrustado en mí, acabando lentamente con mas historias, busco el sol.
Busco el sol que grite libertad, que exclame libertad que brille bajo el pasto, donde ahí estoy pensando, busco el sol.